Título original: Excess Flesh
Año: 2015
Duración: 103 min.
País: Estados Unidos
Director: Patrick Kennelly
Guión: Sigrid Gilmer, Patrick Kennelly
Música: Jonathan Snipes
Fotografía: Benjamin Conley
Reparto: Bethany Or, Mary Loveless, Wes McGee, Kristin Minter, Jill Jacobson, Sheresade Poblet, Dana L. Wilson, Braeden Baade, Allen Rueckert, Doug Locke
Película sorprendente e inclasificable.
Cuando estamos viendo Excess Flesh tenemos la sensación de que estamos delante de un deslavazado guión que no lleva a ninguna parte. Pero lo bueno se guarda para el final, y todo queda perfectamente encajado como un puzzle. Eso forma parte del juego, si se puede llamar así a una historia compleja y simple a la vez. Me explicaré. Bajo la aparente simplicidad de un relato que ya hemos visto sobradamente en la ficción y, desgraciadamente, más de uno en persona, se esconde algo turbio, descarnado, violento y salvaje en un continuo vaivén en el que no sabes muy bien dónde estás hasta el final.
Esa manera de rodar tiene sus riesgos. Puedes quedarte fuera de juego si no permaneces atento. Su duración tampoco ayuda. Pero no nos alarmemos sin motivo, es una gran y original película. Eso quiere decir que los amantes del cine no permitirán que eso suceda, enseguida captarán que es un film que no se puede dejar escapar.
Su formato algo indie tampoco nos tiene que asustar. Rodada prácticamente en interiores, se convierte en claustrofóbica, con unas escenas angustiosas en las que la comida tiene mucho protagonismo. La dificultad técnica hizo que prácticamente en su totalidad se rodara de manera secuencial, necesitando muy pocas tomas para cada una de las escenas. La sensación de continuidad, a causa de ese motivo, es notable.
Como hemos comentado, la historia es bien simple, estamos hablando de anorexia y bulimia pero con unos parámetros muy diferentes a los que estamos acostumbrados.
Jill está obsesionada con su peso. Desgraciadamente comparte el piso con Jennifer, una chica muy sexy con un gran éxito social. Su obsesión en ser como ella irá aumentando a causa de sus fracasos y de los éxitos de su amiga. Esa obsesión se convertirá en algo muy peligroso.
Magnífico debut de Patrick Kennelly en el mundo del largometraje. El periodo de gestación de este film fue bastante largo, diez años, aunque su rodaje fue todo lo contrario, tres semanas. El guión, firmado ex aequo con Sigrid Gilmer, es contundente ya que recalca los excesos culinarios de las protagonistas. Que sea mucho o poco va a gusto del consumidor, a mí me pareció correcto aunque en ocasiones tenía que mirar para otro lado.
Las interpretaciones son uno de los pilares donde se aguanta la cinta. La pareja protagonista lo borda. Su relación de amor-odio es de las que hace época. Bethany Orr se sale en su papel de Jill, su mirada apunta claramente a la locura. Le da la réplica perfecta una sofisticada Mary Loveless, en un papel que al principio parece malvado. Del resto del elenco destacar a Wes Macgee, un sufrido joven en busca de algo dónde agarrarse.
El hecho de que sea algo extraña no le resta calidad. Destaca, sobre todo, lo que explica y como lo explica. Mejor que al verla no tengáis el estómago revuelto, por si acaso.
Firma: Josep M. Luzán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.