Título original: Guilty
Año: 2015
Duración: 103 min.
País: Hong Kong
Director: Jill Wong
Guión: Chang Pang-Chung
Música: Ben Cheung
Fotografía: Decha Srimantra, Ho Po-Wing
Reparto: Pakho Chow, Liddy Li, Wilson Tsui, Chow Chi-Lung, Dick Liu
Sórdida historia de amor.
El entorno hace mucho cuando ves una obra, sobre todo cuando hablamos de cine. Tuvimos la suerte de visionar Guilty dentro del Festival Nits de Cinema Oriental de Vic en su edición del 2015. La calidad de la proyección elevó a bastante altura este extraño y curioso film.
En la versión original del cuento de hadas europeo, Bestia se convierte en un apuesto príncipe que se casa con Bella para pasar el resto de sus vidas juntos. En esta versión hongkonesa la cosa no es exactamente así. Su tono sombrío hace que desde su inicio ya se vaya mascando la tragedia. Lo que no imaginamos es la brutalidad con que esto es llevado a la gran pantalla.
El magnífico guión de Chang Pang-Chung nos va mostrando a pequeñas dosis, una historia llena de amor, odio, tragedia y venganza, y todo ello con tan solo dos personajes principales, lo que la hace sumamente original y atrevida.
Su ritmo lento y pausado no podemos marcarlo como algo negativo. Los que estamos acostumbrados a ver cine oriental ya sabemos que el tempo es así, lo tomas o lo dejas. La sordidez de este film quizás remarqué algo más esto último. Da la sensación de estar rodada en un mundo pequeñísimo donde cada movimiento, hasta los más involuntarios, parece que nos acerquen al apocalipsis.
Jack es un asesino a sueldo con el rostro desfigurado que recibe los encargos de manera un tanto extraña. Una noche conoce a Ting Ting, una joven y bella prostituta que hace despertar en él sentimientos muy alejados de su cruda realidad. La tremebunda historia de amor que se inicia entre ellos nos aboca a un final salvaje, sorprendente y perturbador.
Como siempre dejo para lo último las interpretaciones. En este caso tenemos a Pakho Chau, que abandona con éxito su aspecto de chico guapo para convertirse en un personaje atormentado y sin futuro. Por otro lado está Liddy Li, remarcar de ella que su aspecto frágil estalla por los aires para desenmascarar a una mujer sin escrúpulos y muy de la calle.
Dura de ver pero que guarda para el final toda su esencia. Quizás tarde mucho en llegar allí, lo que la convierte en una película para minorías, pero para eso estamos nosotros, para remarcar su calidad y atrevimiento e intentar que el abanico de público sea el más grande posible.
Firma: Josep M. Luzán.
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