The Curse of Downers Grove review


Título original: The Curse of Downers Grove

Año: 2014

Duración: 90 min.

País: Estados Unidos

Director: Derick Martini

Guión: Bret Easton Ellis, Michael Hornburg, Derick Martini

Fotografía: Frank Godwin

Reparto: Kevin Zegers, Lucas Till, Zane Holtz, Penelope Mitchell, Bella Heathcote, Helen Slater, Mark L. Young, Tom Arnold


Terror cutre que revierte.

The Curse of Downers Grove es una película floja y llena de topicazos, pero he salido muy contento de la proyección, las cosas como sean. ¿Por qué? Este es uno de los casos en los que los responsables del largo han sido conscientes del guión que tenían entre manos y han decidido, desde un contexto cercano al terror o el slasher con tintes paranormales, cargar de ironía y momentos deliciosamente surrealistas su trabajo. A destacar, sin ánimo de hacer spoiler, la absurda y cachondísima paliza de Tom Arnold a su hijo al final del primer acto de la película. ¿Qué hay antes y después de este momento? Poca cosa.

La trama gira en torno a unos asesinatos de adolescentes atribuidos a una especie de maldición mientras, en paralelo, asistimos al acoso y derribo de unos adolescentes salidos y llenos de hormonas a una joven de poco carisma, que se defiende de ellos junto a su novio, su hermano y su mejor amiga después de un vergonzoso intento de violación.

Sinceramente, me ha sorprendido que el novelista Brett Easton Ellis, padre de American Psycho, esté metido en el proyecto, así como algunos rostros conocidos de distintas películas y series de calidad. La imagen es bastante mediocre, las secuencias de terror y acción están a un nivel muy bajo, los personajes son puro armatoste sin contenido y los flashes que va teniendo la protagonista sobre la maldición son de carcajada, con unos tonos sepia casi sacados de Instagram. Eso sí, entretiene. Y te engancha. Sobre todo porque, conforme todo el despliegue de cutreces va en aumento, sabes que al final algo va a pasar.

Ahí es donde no decepciona, The Curse of Downers Grove tiene su propio apoteosis violento, lleno de muertes y fantasmadas varias con su doble final, que deja claras las cartas del equipo frente al proyecto. Una broma cutre pero autoconsciente para ver entre amigos a ser posible o en festivales de género a altas horas de la mañana.

Firma: Pedro P.