Título original: Patrick
Año: 2013
Duración: 100 min.
País: Australia
Director: Mark Hartley
Guión: Justin King
Música: Pino Donaggio
Fotografía: Garry Richards
Reparto: Charles Dance, Sharni Vinson, Rachel Griffiths, Peta Sergeant, Martin Crewes, Eliza Taylor, Damon Gameau, Simone Buchanan, Jackson Gallagher, Camilla Jackson, Brendan Bacon, Shane Nagle
El arte de curar se convierte en el arte de matar.
Io che non vivo più di un'ora senza te
Come posso stare una vita senza te
Eso nos cantó acapella el gran Pino Donaggio recordando sus viejos tiempos de cantante melódico allá por el año 1965, en la presentación de Patrick en el Festival de Sitges de 2013, y empiezo por aquí para resaltar la excelente banda sonora que ameniza una cinta que seguramente sería otra sin ese importante aditivo. En su principio nos da una clase magistral de como aderezar musicalmente un producto. A medida que transcurre la cinta, sin embargo, se va diluyendo ante unos estruendosos efectos de sonido.
Mark Hartley adapta la homónima de 1978 rodada por Richard Franklin, y que ganó el premio al mejor director en el mencionado festival de ese año. Su intento lo podemos considerar como positivo en general, ya que posee como mérito principal el de mantener la tensión en todo su metraje. Por medios no será, cuenta con un excelente elenco de actores, encabezado por Sharni Vinson y Charles Dance, una producción muy cuidada, y una historia escabrosa y perturbadora.
La experimentación médica siempre es un tema que atrae nuestra atención. No por los beneficios que se pueden obtener de ella, si no por la morbosidad inherente al ser humano al comprobar los efectos que produce. Dichos experimentos los podemos dividir, de una manera simple, en físicos y psíquicos. Los primeros son rápidamente visibles. Los segundos no lo son a simple vista, pero pueden producir unos resultados espeluznantes. Y es que la mente humana es tan compleja que puede con todo, hasta con doctores que no dudan en traspasar, sin ningún remordimiento, los límites de la ética. Pero, ¿a quién le importa?, los enfermos mentales están escondidos, como algo que a las personas "normales" nos produce temor, quizás sea porque, como se dice, hay más fuera que dentro.
La historia transcurre en un psiquiátrico regentado por un elegante, a la vez que siniestro Dr. Roget. Sus pacientes tienen la particularidad de estar en coma. Entre ellos se encuentra Patrick, que permanece en ese estado después de un intento de suicidio. Cuando llega la nueva enfermera Kathy Jacquard, se entablará entre ellos una relación que va más allá de la simple enfermera-paciente.
A través de un bien hilvanado guión de Justin King, que adapta a los tiempos actuales el antiguo de Everett De Roche, esta producción australiana nos dibuja una trama que pretende ser angustiosa y perturbadora. Lo consigue a medias, puesto que no alcanza los niveles que podríamos esperar. El tema da para mucho pero se centra demasiado en explicarnos esa enfermiza relación comentada con anterioridad. Entre lo mejor está, aparte de la mencionada banda sonora, la atmósfera oscura en la que transcurre, mérito de Garry Richards a cargo de la fotografía.
Entretenida película, mezcla de thriller y terror, en la cual encontraréis cosas muy positivas y otras no tanto. De vosotros depende inclinar el plato de la balanza a un lado o al otro. En mi caso lo hago hacia la parte más positiva. Motivos no le faltan.
Firma: Josep M. Luzán.
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