Mutants review


Título original: Mutants

Año: 2009

Duración: 95 min.

País: Francia

Director: David Morlet

Guión: David Morlet, Louis-Paul Desanges

Fotografía: Nicolas Massart

Reparto: Hélène de Fougerolles, Francis Renaud, Dida Diafat, Marie-Sohna Conde, Nicolas Briançon, Luz Mandon, Driss Ramdi, Grégory Givernaud


¡No habrá salida a la devastadora plaga que se ha desatado!

La vertiente más extrema del cine francés también reivindica su lugar en las películas de caníbales infectados por un virus letal. Al seguir la premisa marcada por la excelente 28 Días Después, quedan garantizadas grandes dosis de acción y barbarie desmesurada. Aunque no es comparable a la espléndida obra de Danny Boyle, Mutants consigue horrorizar mediante la crudeza de sus imágenes y los más que destacables efectos de maquillaje. La ópera prima de David Morlet es un ejercicio de buen hacer cinematográfico. Óptimo trabajo interpretativo, notable fotografía, rotunda banda sonora y unas localizaciones de enorme belleza.

Con un argumento estremecedor en su mayor parte, inicia la andadura de forma trepidante, se muestra algo irregular en la sección media y retoma un enérgico brío para el final. Además, hay un detalle nada habitual en este tipo de realizaciones. Hacer que nos pongamos en la piel de la protagonista, al presenciar la lenta pero agónica mutación de su compañero, debido a la infección. Esto queda plasmado con todo lujo de escabrosos detalles de gran aspereza visual. Ayudado en parte, por la inmejorable fotografía teñida en gélido azul, llevada a cabo por Nicolas Massant, que roza la excelencia cinematográfica. Otra cosa distinta son los alocados movimientos de cámara en las escenas de acción. Hacen que el espectador se maree de tal forma, que puede acabar por sufrir convulsiones.

Por lo que respecta a los efectos de maquillaje, son dignos de destacar. Superan con creces a producciones con un presupuesto similar y hielan la sangre de cualquiera, cada vez que un infectado aparece en pantalla. También es remarcable el trabajo de la pareja protagonista. Hélène de Fougerolles le da a su papel una credibilidad difícil de olvidar y Francis Renaud, a su vez, realiza una labor efectiva y repleta de matices. Por otro lado la banda sonora expresa la contundencia y la energía, necesarias para acentuar el horror de las secuencias más vibrantes.

El mundo tal y como lo conocemos ha desaparecido dominado por una raza de infectados mutantes, feroces y con un desmesurado apetito por la carne humana. Sonia y Marco luchan por sobrevivir en este apocalíptico escenario. Su única esperanza es encontrar una base militar llamada Noé, situada en un enclave perdido en las montañas y que permanece al margen de tan dañino contagio.

Decidida propuesta francesa, donde es preciso subrayar una fotografía antológica y un maquillaje espectacular. Es de agradecer el trabajo del director en la generación de ambientes, las sombras y el clima. Todo está calculado para contar lo que él quiere, tal y como lo pretende. En definitiva, aunque no esté a la altura de otras películas de terror francés rodadas en los últimos tiempos, se ve con agrado y entretiene. Lástima de los vertiginosos movimientos de cámara y de la ingente cantidad de planos, que se suceden en algunas escenas. Llegan a sacar de quicio al más calmado.

Firma: Sergio Bosch.