Zwart Water review


Título original: Zwart Water

Año: 2010

Duración: 112 min.

País: Holanda

Director: Elbert van Strien

Guión: Elbert van Strien, Paulo van Vliet

Música: Han Otten, Maurits Overdulve

Fotografía: Guido van Gennep

Reparto: Hadewych Minis, Barry Atsma, Isabelle Stokkel, Charlotte Arnoldy, Els Dottermans, Warre Borgmans, Viviane de Muynck, Tibo Vandenborre, Bart Slegers, Philippe Colpaert, Bastiaan Rook


Exactamente dos cumpleaños. ¿Quién sabe lo que ella ve con sus ojos negros?

Antes de empezar, permitirme que viaje un poco en el tiempo. Me voy hasta 1973, casi 40 años atrás, pues bien, ese año se estrenó Delicias Turcas (Turks Fruit, título original en holandés o Turkish Delights en su estreno mundial), la cual recomiendo que veáis como ya un clásico del cine europeo. Espléndida y primeriza colaboración de los hasta entonces desconocidos Paul Verhoeven, como director y Rutge Hauer, como protagonista. Ahora seguro que os estaréis preguntando a que viene esto. Las similitudes entre ambos filmes no es que sean extraordinarias, pero dan pinceladas de lo que quiero resaltar de la película que estamos analizando, Zwart Water (agua negra).

Primeramente, en ambas cintas, destaca la claridad de la fotografía, parecen como un video promocional de un viaje de placer en una tierra de ensueño, para nada encaja en las tramas profundamente tristes de ambas películas, cosa realmente chocante y que no me atrevería a discutir, se me antoja como mínimo curioso, aunque en algún momento llega a molestar.

En segundo lugar el sitio en el cual queda situada la figura de la mujer, en Delicias Turcas la protagonista femenina encarna toda las desgracias, en forma de enfermedad terminal, que anonadados contemplamos que le ocurren en la pantalla a nuestro protagonista, que representa al triunfador y al galán empedernido, en Zwart Water la figura femenina encarna toda la maldad, todas las mujeres de la cinta son, por decirlo de alguna manera, malas: la abuela, la madre, la hermana, la hija, en cambio la figura del hombre queda sobrevalorada, todos son “buenos”, el marido, el primo, el hijo del primo, además es curioso resaltar el parecido entre los actores Rutge Hauer y Barry Astma, tanto físicamente (ambos son bien parecidos, rubios, altos, con los ojos azules), como fonéticamente, observad que los nombres y apellidos de ambos actores tienen cinco letras cada uno, curioso ¿no?, en cambio las actrices, en ambos aspectos, se parecen como un huevo a una castaña, como si eso no tuviera la más mínima importancia.

Por último, y aunque me repita un poco, lo tremendamente tristes que son ambas cintas, te cuesta hasta levantarte de la silla, sientes como una carga emocional que te supera, es como si de repente te quitaran una venda que tienes en los ojos y vieras la verdad, desnuda, sin aditivos y con esa claridad que la fotografía antes reseñada resalta.

¿Qué deciros de esta película?, pues de entrada que es muy extraña, el guión se va desarrollando de forma sistemática, milimétrica, sin un solo fallo, incluso nos encontramos a gusto con el ritmo que marca, que para ser un film un poco largo, se nos antoja perfecto. Eso de golpe desaparece casi cuando todo parece aclarado. Ya casi tenemos agarrado el argumento, pero de repente un giro de la trama nos desmonta todo, más que un giro yo diría que es una manera de desmontar algo que estaba perfectamente encajado. Desilusiona un poco, porque si un giro en el guión casi siempre lo arregla todo, incluso nos alegra y aumenta nuestra valoración global, en este caso es al revés, todo queda turbio y te quedas con la sensación de que te están tomando el pelo.

Tras el fallecimiento de su abuela, la familia de una niña se traslada a una vieja y enorme casa en el campo. Eso significa el traslado a otro país y empezar una nueva vida para todos. Nuevos trabajos para los padres y una escuela nueva para la hija. Todo parece perfecto. La casa es ideal ya que reserva un espacio para cada uno, por cierto, se asemeja bastante a la casa de la anciana de Livide, ¿estará de oferta?, todo puede ser, no olvidemos que son holandeses y estos no destacan por ser muy espléndidos. La mansión no está tan abandonada como parece, algún extraño habitante parece que no se quiere ir e intenta hacer amistad con la niña para explicarle cosas que pasaron hace tiempo. Cosas terribles, sobre todo si se miran a través de unos enormes ojos negros.

Curiosa película que no nos dejará indiferentes. En principio y como ya hemos comentado, por su fantástica fotografía, independientemente de si encaja o no con el argumento. Técnicamente, y sin grandes alardes, es perfecta. Seguidamente por lo acertado de las localizaciones; la casa, su entorno, la fábrica dónde trabaja el marido, etc. Seguiremos con las interpretaciones, destacaría aquí el casting en general. Sin ser unas actuaciones soberbias, la sabiduría en escoger a los actores hace que estos representen los estereotipos casi sin inmutarse, destacaría aquí a la actriz Hadewych Minis, que casi sin hacer ningún gesto logra transmitir una imagen de madre fría que te hace temblar, y a la niña, interpretada por Isabelle Stokkel, que con una personalidad muy acusada carga con el peso de casi toda la historia. No me extenderé en el guión, puesto que ya lo he comentado al principio, totalmente mejorable, aunque es de destacar la maestría en conseguir esa sensación de tristeza que transmite. También destacaría, aunque sea a vuela pluma, algunos e interesantes planos en el interior de la casa.

Después de todo lo dicho supongo que no habrá dudas en cuanto a visionarla, rotundamente sí, no lo he dicho antes, pero tiene un par de escenas que realmente te ponen los pelos de punta. Otro motivo para verla es su remake americana, en la cual el director aquí hace de productor ejecutivo y está protagonizada por Charlize Theron. Los americanos lo fagocitan todo, veremos cómo nos tendremos que tragar esta remake.

Firma: Josep M. Luzán.